Este es nuestro primer artículo del blog del Museo de la Informática y los Videojuegos de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática (ETSII) de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC). ¿Y por qué lo hemos titulado precisamente así?
Es tradición en el mundo informático denominar de esta manera al primer programa que se escribe cuando se aprende un nuevo lenguaje de programación. Como prueba de que las cosas marchan y de que el programa se ejecuta sin errores, se trata simplemente de mostrar este saludo en la pantalla. Da igual si aprendes C, Pascal, Python o Fortran. Irremediablemente tu primer programa será así.
Parece que el primer libro de programación en el que aparecía este programa fue El lenguaje de programación C, de los autores Brian W. Kernighan y Dennis M. Ritchie, cuya primera edición en inglés data de 1978.
main()
{
printf("Hola, Mundo\n");
}
En estas líneas de código, la función main representa el punto a partir del cual comienza a ejecutarse el programa. Las llaves crean un bloque de código que contiene solo la instrucción printf, que es la encargada de imprimir mensajes en la pantalla. El propio mensaje se escribe entre paréntesis y comillas dobles, en concreto, el citado «Hola, Mundo». La críptica secuencia para los profanos \n simplemente indica que hemos acabado de escribir en la línea actual y que cualquier mensaje posterior tendrá que escribirse en el renglón siguiente. Para terminar, como es habitual en C y en otros lenguajes de programación, la línea acaba con un punto y coma.
Este ejemplo ya había aparecido en 1974 en un documento interno de los Laboratorios Bell sobre el lenguaje C del propio Kernighan, como muestra de un sencillo programa en C, y en 1972 en otro informe sobre el lenguaje B, también escrito por Kernighan y otros autores, aunque esta vez en un programa de ejemplo sobre el uso de variables externas.
Otras fuentes afirman que la primera vez que se usó la expresión «¡Hola, Mundo!» pudo ser en 1967 en un programa escrito en el lenguaje BCPL, un precursor de los lenguajes B y C creado por Martin Richards.
La elección de esta simpática expresión como primer mensaje impreso en la pantalla pudo deberse a la influencia que tuvo en Estados Unidos el presentador de radio William B. Williams, que, a mediados de la década de los 50 del siglo XX, empezaba todas las ediciones de su programa Make Believe Ballroom en la emisora WNEW precisamente con el saludo «Hello, World!».